Qué esperan los partidos y las coaliciones de las europeas? No es fácil adivinarlo. Izquierda Unida, por ejemplo, tiene mucho que ganar en esta cita con las urnas, pero ha dejado a la cabeza de su candidatura a un Willy Meyer aburrido, pasado de vueltas y muy escaso de ideas. En los mítines deja al personal más frío que un témpano. Tienen que arroparle sus compañeros de lista. Por ejemplo el ecologista aragonés Francisco Iturbe, que es un magnífico fichaje, tal vez el mejor posible si hablamos en clave de izquierdas (y ya me perdonará Ángela Labordeta, pero es que ella no deja de ser una expectativa, mientras que Paco lleva mucho tiempo currándose la función). Bueno, peor todavía que IU se lo ha montado el PSOE, con Elena Valenciano de cabeza de cartel (ya veremos qué hace hoy en el debate con Cañete) y de refuerzo el mismo José Blanco, que se pasa los días explicándose en relación con los sobrecostes del AVE. Oye, y sin embargo ahí tienen a nuestra paisana Inés Alaya, que ha sido la eurodiputada española más activa y trabajadora.

Las contradicciones están a la orden del día. Fíjense ustedes en el afán que tantos ponen en tumbar el bipartidismo. ¡Ah!, pero a la hora de la verdad los alternativos se enredan en su propio marasmo y acaban fraccionando sus opciones, lo que viene de perlas a los dos grandotes. Las izquierdas vocacionales o colaterales se han multiplicado (IU, Podemos, Compromís, Partido X...), pero en el intento de organizar al margen del PP una derecha radical, transversal o liberal ha sucedido casi lo mismo. El otro día, el propio Jiménez Losantos lamentaba que UPD, Ciutadans y Vox fuesen cada cual por su lado pisándose los espacios y dispersando los votos.

De los primeros espadas, qué decirles. Ya he aludido otros días al socialdemócrata, procedente del partido alemán, que está coaligado con Merkel. Pero el conservador se las trae también: es el perfecto representante de un país, Luxemburgo, que juega a ser paraíso fiscal y elegante lavadora de dinero negro. Aunque, bien mirado, ¿qué mejor referente podría tener la actual derecha europea?