Uno de los pocos que reaccionó con sentido común fue el consejero de Presidencia del Gobierno aragonés, Roberto Bermúdez de Castro, quien el pasado miércoles admitió en público la lógica del fenómeno Podemos. Otras figuras del sistema, desde Pedro Arriola (eminencia gris de Rajoy) hasta Felipe González (actual consejero de Gas Natural) se han esforzado en mostrarnos su falta de inteligencia política haciéndoles la cama a los de Pablo Iglesias, que deben estar encantados. Las tertulias del TDT Party (esas cuyo conductor, muy seriecito, interrumpe de cuando en cuando para vender avisadores de radares, joyas e incluso jamones ibéricos) han hecho lo mismo. Con sus menosprecios y sus rabiosas críticas, la derecha, buena parte del PSOE y no pocos medios informativos convencionales están dándole impulso, marchamo y prestigio al partido revelación de estas europeas. En IU se van a poner celosos.

Creo que mucha gente importante aún no acaba de entender lo que ha pasado. Los discursos y editoriales apelando al "sentido de Estado" (como contraposición a las propuestas de Podemos o de la propia Izquierda Plural-IU) suenan a cachondeo. ¿Sentido de Estado? ¿Cuál? ¿El que ha producido un aluvión de escándalos y casos de corrupción que hoy envuelven a las instituciones con un maravilloso velo de mierda? ¿El de este sistema fiscal que aprieta a los asalariados y suelta a las figuras societarias? ¿El de las burocracias que hunden a Europa? ¿El de los expertos que proclaman el final de la crisis mientras el mismísimo INE corrobora cómo se han empobrecido millones de españoles? Es de pena.

Así, mientras el PP sigue a lo suyo y los dirigentes del PSOE exhiben sus miserias en público, Podemos, que es un proyecto mucho más estudiado y mucho menos espontáneo de lo que algunos creen, se prepara a afrontar el futuro, complicado e incierto sin duda. Su electorado está crecido. Como otros votantes de izquierda. El domingo pasado fueron más de tres millones (IU, Podemos y Primavera). Han cogido moral. Y en un año (de aquí a las autonómicas y municipales) no se les va a derrumbar el subidón.