Seguramente no sea del todo descabellado presumir que en la reciente celebración del Día Mundial del Agua algunos españoles, españolas, más concretamente, pudieron acordarse de lo que no hace mucho les costó conseguir unos pocos sorbos de agua, y no precisamente potable. Estoy pensando en Yolanda Martínez, quien, refugiada en uno de los últimos bastiones yihadistas junto al Éufrates se veía obligada a acercarse entre disparos y bombas hasta las orillas del río para dar de beber a sus cuatro pequeños. Todos ellos, hijos de su marido, Omar al Harchi, uno de los combatientes del Estado Islámico que hace un par de años, en marzo del 2019, resistían en Baguz, su último bastión, el asedio de las Fuerzas Democráticas Sirias, compuestas por una división de soldados kurdos bajo mando estadounidense. Pero, ¿qué hacía Yolanda Martínez, Yoli, una chica bien del madrileño barrio de Salamanca, en esa situación de máximo riesgo?

En 'El infiel que habita en mí', la periodista Pilar Cebrián, especializada en las luchas armadas de Oriente Medio, ha contado la historia de Yolanda y las de otros muchos españoles y europeos que, por diferentes motivos, viajaron hasta los territorios del califato islámico proclamado por Al Bagdadi, comprometiéndose en su defensa, expansión y lucha.

Este apasionante libro, mezcla de ensayo, biografía y crónica periodística, se lee con enorme interés, al contener un material muy sensible y de primera mano. Con doctrinas casi incomprensibles a la razón occidental, pues no resulta sencillo entender, y mucho menos explicar el proceso de islamización de un europeo de educación y formación, ni el papel que iban a desarrollar en el contexto del Estado Islámico y sus milicias yihadistas.

Omar al Harchi, el marido de Yolanda, se desarrolló ideológicamente en la escuela de la mezquita madrileña de la M-30. Al radicalizarse, se trasladó a Siria con su familia para servir al Islam en su guerra santa. Hasta conocerle, Yolanda era una mujer sin inquietud religiosa ni conocimiento del Islam. Pero, a través de Omar, fue familiarizándose con sus principios, y poco a poco captada para militar en una causa que terminaría haciendo propia, hasta arriesgar su vida por ella. Todo un estudio psicológico y una lección de buen periodismo.