A sus 82 años, Fraga está allanando el camino para presentarse a la reelección como presidente de la Xunta en las elecciones gallegas que él mismo ha de convocar a más tardar en otoño del 2005. La decisión final aún no está tomada. Pero Fraga ya ha anunciado que tendrá "fuerzas" mientras viva para defender a su patria chica y a su patria grande. El secretario general del PP, Rajoy, le ha arropado públicamente.

En España no hay leyes que establezcan límites de edad para ejercer un cargo de representación política. Ni siquiera el de presidente de Gobierno, que es el argumento en que Fraga apoya su decisión. Sólo algunos partidos, en nombre de la necesaria renovación, limitan el número de mandatos de sus representantes en municipios y parlamentos. Pero el presidente de la Xunta parece querer batir récords de longevidad --sobre todo si incluye su etapa franquista--, en la Europa democrática. En toda la UE no son esos los usos, donde los políticos octogenarios ostentan otro tipo de cargos. Fraga decide continuar y no tardará en apelar a que es la voluntad de los gallegos. Sigue porque no quiere o no encuentra sustituto, y porque la cúpula del PP, con Rajoy al frente, es incapaz de llevar la contraria al patrón.