Criticar las decisiones de jueces y fiscales no está bien visto. Se sienten agredidos en su independencia. Por eso en la apertura del año judicial, ayer, se alzaron voces contra las «injerencias» de responsables públicos que generan la idea de que los tribunales deben sentenciar según la voluntad popular. Lo paradójico fue que, en el mismo foro, se cuestionó a otros tribunales europeos que han fallado en contra del criterio español. En qué quedamos.