Innegociable es el tiempo del que disponemos, de hecho es el parámetro más democrático que existe y ni siquiera tiene género, y no me refiero al lingüístico. El día tiene 24 horas para todo el mundo y los años 365 días, aunque a las mujeres los años nos parecen más largos que a algunos hombres, pues seguimos rebobinando y reeditando luchas del siglo pasado: máldito déjà vu cíclico que en muchas ocasiones traduce lo privado en vergonzante. Vergonzante es que el lema del Día de la Mujer que utilizó mi país, Aragón, fuera "Igualdad, Meteorología y Comunicación". Vergonzante es que los actos que ha planteado el PP a lo largo y ancho del estado español, con motivo de ese mismo día, tengan que ver con arroces populares o con regalar servidumbre en forma de lima y delantal en lugar de igualdad. Vergonzante es leer en las redes sociales a un miembro de nuevas generaciones del PP exclamando "quien se abra de piernas, que apechugue...!!".

El Día de la Mujer tiene que ser todos los días y todos los días tenemos que reflexionar sobre lo que fueron avances, convertidos hoy en inaceptables retrocesos para quienes tenemos el alma coloreada de rojo y violeta. Estamos asistiendo a una triste representación en la que el Gobierno del estado español legisla a golpe de moralidad, retrocediendo al franquismo en lo relativo a los derechos de las mujeres y vemos cómo las leyes, mejorables sin duda pero ya consolidadas, sufren una vuelta atrás con este Partido Popular, que lidera políticas de igualdad que evidencian el nulo conocimiento que tienen de la realidad de las mujeres, porque la realidad de las mujeres es diversa y se tiñe de oscuridad cuando las que sufren la violencia machista ahogan su miedo y su llanto entre las paredes sin puerta de salida, se torna frustración cuando desempeñando el mismo puesto de trabajo que un hombre su salario es menor y se torna decepción cuando las desigualdades son patentes en las palabras y en las imágenes y se escribe Injusticia cuando el PP nos considera menores de edad para decidir sobre nuestra propia maternidad y nuestro propio cuerpo: tener hijos es una opción, no una obligación y ser madre o no serlo es una decisión personal, no un debate legal. Con tristeza vuelvo mi mirada a aquella portada de El País de hace 35 años y a los anuncios de ofertas de viajes a Londres con estancia en clínica. Sr Gallardón, ¿no defiende usted la vida? Defienda el derecho a la vida de las mujeres, eso sí es innegociable Responsable de la Secr. de Mujeres e Igualdad de CHA