Por ejemplo, evaluar la relación entre los colegios e institutos y los barrios en que se hallan situados. Reinventar un poco esa relación, o esa ausencia de relación. A los barrios o distritos les bajan las instituciones verticalmente, colegios, dependencias diversas... cada una depende de algo, desciende de algún cielo y se ubica en un solar determinado, pero hay que ver si se vincula realmente y en qué aspectos, si se relaciona con ese entorno o permanece al margen, cual ente marciano, atendiendo exclusivamente a sus competencias y escudándose en la jerarquía para no participar horizontalmente en lo cercano, que sin embargo comparte. Si no acaban de imbricarse en la estructura barrio, distrito, rural o urbano, se están perdiendo muchas posibilidades.

Hay oportunidades de acción y de avance que irían más deprisa --o simplemente irían-- si se abordaran desde esa perspectiva, desde esa escala. Por ejemplo, el asunto de las redes inalámbricas, conexiones entre ordenadores sin necesidad de cable (más info en zaragozawireless.org). Esto habrá que abordarlo más pronto que tarde. Los consistorios tienen el tema en las carpetas, es un proyecto que hay que afrontar, pero que desde una perspectiva centralizada y jerárquica plantea algunos inconvenientes. Este asunto de las conexiones inalámbricas viene a reflotar la importancia del vecindario, del barrio, de la cooperación cercana. Las redes inalámbricas obligan a revisar cómo se vinculan las instituciones a los barrios en que se ubican sus dependencias, que a menudo se olvida que son de todos, al menos en teoría.

Esta reflexión debería abrirse también respecto los grandes centros comerciales, incluyendo a bancos y cajas. Es posible que tanto lo público como lo privado se estén comportando con excesivo autismo en este ámbito. Están aquí pero igual podrían estar allá. Por sus condicionantes técnicos, las redes inalámbricas exigen una cercanía, una relación --que en definitiva siempre es entre personas--, que puede utilizarse como experiencia piloto para que las grandes estructuras verticales se abran un poco más al entorno, ayuden en algo que es muy barato, y que puede vertebrar y hacer más libre la sociedad, y se ayuden a sí mismas. Y se hagan más de todos. Para las instituciones la ignorancia ante las nuevas posibilidades es un fallo gravísimo.

*Escritor y periodista