Los intelectuales somos como las putas: vivimos de gustarle a la gente». Esta genial frase la pronunció ayer el filósofo Fernando Savater, y me viene a la mente cuando pienso en el silencio que han mantenido muchos de ellos durante años sobre lo que estaba pasando en Cataluña. Llegados a este punto, es verdad que algunos se han descarado y opinado, y prueba de lo mal que están las cosas es que la opinión pública ha considerado que posicionarse en contra del referéndum es una heroicidad, cuando debería ser tan legítimo (y tan natural) como estar a favor. A ese nivel hemos llegado. Aunque madera de héroe la tienen pocos, es cierto que hemos preferido mirar hacia otro lado hasta que los acontecimientos ya están a punto de pasarnos por encima. Uno de los intelectuales que lleva tiempo advirtiendo de lo que venía, Iñaki Gabilondo (para mí es ya más que un periodista, es un pensador atribulado) sí que ha venido avisando del peligro de no hacer nada, con escasos resultados. Ahora, en el resto de España se despide a los guardias civiles que se desplazan a Cataluña al grito de «A por ellos», como si fueran a la guerra. Y la gente se envuelve en la bandera española como si la acabara de descubrir. Mientras, en Cataluña cada día hay un motivo nuevo para llevarse las manos a la cabeza. Los intelectuales habrán sido un poco putas, pero quiero acabar esta columna con otra frase genial: «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados». Lo dijo Groucho Marx.

*Periodista