Lo más llamativo es que el anterior director del Centro Nacional de Inteligencia esté ahora de embajador en el Vaticano, también conocido como Santa Sede. La verdad es que eso casi lo explica todo, dentro de que casi nada se comprende. Este exdirector dijo a la comisión parlamentaria del 11-M que el CNI estuvo "fuera de juego" hasta el día 16 de marzo. Y que se enteró de la famosa furgoneta de Alcalá por la televisión. Que el ejecutivo se olvide de sus servicios secretos se comprende hasta cierto punto, por los nervios y la angustia. Pero no era el servicio de guardacostas, que no venía al caso, ni el de bibliotecas, ¡era el servicio de inteligencia! Ya se ha visto que Aznar no hacía ningún caso de los informes de su propio CNI sobre lo de Irak; prefería creerse y hacernos creer los infundios con que Bush polucionaba el planeta. Bush tampoco hacía caso a sus propios espías. Ni Blair. Lo único que hacían estos tres fenómenos era amañar los informes y mentir por sus respectivas teles. La comisión del 11-M está revelando algunos detalles de los desajustes de los servicios de seguridad, la falta de coordinación entre ellos y el despiste generalizado, además del barullo de los confidentes, que no se sabe si son agentes dobles, triples o --lo más seguro-- autónomos. El autónomo, como se ve en los anuncios de móviles, está muy achuchado, así que en ciertos sectores se comprende que tiene que comportarse como un profesional que hoy trapichea con hachis, mañana vende una información y pasado intermedia en un lote de dinamita... La vida laboral es así de compleja y estropajosa. A fin de cuentas, James Bond es funcionario (aunque ahora, con los recortes del Reino Unido, igual lo prejubilan). De todas formas, no es extraño que los agentes de inteligencia estén poco motivados, ya que a la hora de la verdad nadie les hace ni puñetero caso. La administración Bush pasó de los informes previos al 11-S. Y luego, el trío de la benzina de las Azores obligó a rehacer los dossieres. La culminación de esta serie de despropósitos es que ahora diga el exdirector del CNI que hasta el día 16 sólo le llamaron para que rectificaran lo que salía en los medios. No es extraño que los planes ultrasecretos para prevenir ataques contra el aeropuerto de Londres hayan aparecido tirados por la carretera.

A ver si sacan en Salsa Rosa al talibán español.

*Escritor y periodista