A estas alturas, referirse a cómo internet ha cambiado la vida del ser humano sería una obviedad. Sin embargo, toda insistencia es poca cuando se trata de incidir en que el mundo de las redes también constituye un agujero negro para los delitos, especialmente para las estafas. Solo en Aragón se han disparado en los últimos dos años. De las 2.372 denuncias interpuestas en el 2016 se pasó a 6.644 en el 2018. Un aumento que ha ido en paralelo al uso que se hace del comercio y la banca electrónicos. Ante la dificultad que las fuerzas de seguridad tienen para el esclarecimiento de estos delitos, solo hay que incidir en la necesidad de actuar con precaución y sentido común. No todo lo que brilla resulta ser oro.