La vicepresidenta Fernández de la Vega anunció ayer en Zaragoza que, acabada la Expo, el Gobierno español instalará en Ranillas un instituto científico dedicado a investigar el cambio climático y sus efectos. Con personal de alta cualificación y material muy sofisticado, dicho centro será referencia nacional. La propuesta cobra, pues, un gran interés para la capital aragonesa. La llamada posExpo empieza a tomar cuerpo en lo que se refiere a sus contenidos de más peso.

La imprescindible relación del prometido instituto con múltiples campos de estudio en la Universidad, así como con entidades científicas relacionadas con la Hidrología o el Medio Ambiente, debería poner ya sobre aviso al Rectorado de nuestro distrito. Hasta la fecha no se ha hecho prácticamente nada para aprovechar la Expo y su temática como acicates en la búsqueda de nuevas alternativas para la investigación y la formación de profesionales. Habrá que espabilarse.

Tras la Expo, Ranillas puede y debe ser algo más que un espacio para el ocio, la actividad comercial o la instalación de oficinas y otros negocios. Situar allí un campus de alto nivel, así como un hotel de empresas de alta tecnología (todo ello enfocado hacia temas medioambientales) es algo de lo que se ha hablado en distintos foros pero hasta la fecha no había tenido concreción alguna. Pero, ahora, la promesa de la vicepresidenta abre la puerta a un interesante escenario. Aprovéchese.