Se empeñaron en decir que la distinción de izquierda - derecha ya no era un instrumento válido para analizar la política. Todos estamos de acuerdo en lo fundamental y debatimos lo secundario, dicen otros. Ya no hay clases sociales, ahora casi todos somos de la «clase media trabajadora». Los que sufren los contratos mal pagados, inestables, con pocos derechos laborales, no son proletariado, son clase media trabajadora. Los de los contrato basura también, y los parados. Un alto cargo de la industria automovilística me decía sin ruborizarse que el empleo que ofrecía la gran industria -la cadena de producción- era para primerizos, estudiantes a tiempo parcial, un empleo transitorio. O sea, si se pudiera el, en otro tiempo proletariado industrial, desaparecería y con ello la principal fuerza de la clase obrera trasmutada en clase media trabajadora. Así todo es más fácil. La relación de fuerzas mejora para las élites por incomparecencia del contrario. Como consecuencia, pareciera que los partidos ya no se tendrían que identificar como izquierda o derecha. Pues siento decirles que no. Que sigue habiendo clase obrera, asalariada, autónomos, pequeños empresarios, funcionarios que viven de su sueldo y por otro lado las grandes fortunas, grandes accionistas, los de grandes sueldos y grandes pensiones, dueños de casi todo. Y los intereses no son los mismos, ni mucho menos. El eje izquierda y derecha está más vivo que nunca. Claro que la realidad social es más compleja pero sigue habiendo dos modelos de sociedad. Y al votar elegimos una u otra.

*Profesor de universidad