Al fin, el Tribunal Superior de Justicia Vasco ha encontrado pruebas para procesar a Josu Ternera por un asesinato cometido en 1980. La única consecuencia tangible que tiene este procesamiento es que el jefe de ETA pierde su condición de parlamentario, condición que mantenía pese a estar huido para no tener que comparecer ante la Justicia por haber dado la orden de atentar contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, en 1987. Si la justicia hubiera podido actuar contra este terrorista en razón del primer asesinato probablemente no se habría cometido el que dejó en Zaragoza once muertos, cinco de ellos niñas.