El palacio de Sástago está batiendo récords con su última exposición.

No tiene nada de extraño porque es magnífica. Joyas de un patrimonio ofrece al visitante una selección de piezas de inspiración religiosa de gran belleza y valor. La mayoría de ellas han sido restauradas por escuelas-taller y técnicos de la Diputación de Zaragoza, en un trabajo ciertamente meritorio e imprescincible a la hora de conservar y divulgar nuestro patrimonio. Que, si de la Corona de Aragón hablamos, ha tenido y tiene una importancia extraordinaria a nivel europeo y mundial.

Cronólogicamente, las edades de las obras exhibidas en Sástago se extienden desde el románico más temprano al más sofisticado barroco, y de ahí a la actualidad del siglo XX.

Sus procedencias, muy variadas, se ciñen al viejo territorio histórico del Reino de Aragón y a la actual provincia de Zaragoza.

Motivos y temas de cuadros y objetos suntuarios están en estrecha relación con el culto católico, pero simultáneamente nos hablan de la influencia y dependencia de aquella Iglesia instalada en reinos hispanos en proceso de reconquista en relación con los focos del poder de la época: el papado romano y esas monarquías teocráticas que combatían en cruzada contra el Islam.

Ambos pilares eran necesarios para asentar la nueva sociedad medieval. De la conveniencia de ensalzar sus símbolos se derivaría que monasterios y castillos manejasen suficientes diezmos como para mantener una constante producción artística. En manos de aquellos primeros y geniales artistas, la perfección de retablos como el de Santa María la Mayor de Tosos se atribuiría a méritos anónimos, pero nada nos habría gustado más, para reconocerlos, que conocer los nombres de los autores que, en innumerables figuras y ricos fondos paisajísticos, en la elección y aplicación de materiales tan nobles como el óleo o el pan de oro, acuñaron en retablos y pechinas la personalidad política y religiosa y el genio de la época.

Una muestra con piezas que podrían enorgullecer a los mejores museos del mundo, y que nos invita a reflexionar sobre nuestro rico y plural pasado.