La pasada semana, una mujer con movilidad reducida acudió a la Ciudad de la Justicia. Cuando llegó solicitó una silla de ruedas para poderse mover, pero los juzgados carecen de dicho equipamiento. Entonces pidió una silla de oficina, que le fue denegada alegando motivos de seguridad para la propia señora. Tuvo que ser el Colegio de Abogados quien facilitara la silla para que la mujer pudiera realizar los trámites a los que había acudido.