Si algo saca de quicio aL PP y Cs es que los nuevos «valientes» del grupo de Abascal les llamen «derechita cobarde», con recochineo y fino sentido del humor muy andaluz. Creo que es lo mejor que se les ha ocurrido a esta ultraderecha tramontana. La frase tiene su gracia, y demuestra ese sutil desprecio ante los disimulos bipolares de Rivera, y la desfachatez de Casado que cambia su discurso cada vez que respira. Todos los políticos mienten en campaña. Eso lo sabemos y es demostrable, pero lo del joven Casado es inigualable. Ahora los dos exigen a Sánchez que aplique el 155 indefinido en Cataluña. Están locos.

No en vano ambos son producto de la factoría FAES (laboratorio político de Aznar). El renacido expresidente los saca a la palestra cuando toca como si fueran robots, los prueba un tiempo para conocer la respuesta del respetable; y si fallan los cambia por otros que ya tiene preparados para salir al mercado. La jugada parece que no le ha salido bien: tremendo batacazo del PP en las generales y compás de espera hasta conocer los resultados del 26-M. Mientras, ha asomado la cabeza altiva su nuevo fichaje, Cayetana Álvarez de Toledo, que de momento le han dicho que se ponga en modo avión. Aunque esa mujer podría muy bien dar el paso a Vox; ahora que los movimientos de fichas se suceden en el tablero. Yo la veo perfecta al lado de un Abascal que revienta la camisa de fervor patrio cuando suelta su discurso fascista. Además, como el subvencionado del PP lleva siempre al lado una cohorte de morenas guapísimas y de sonrisa beatífica, la rubia escuálida y firme quedaría estupendamente.

La verdad es que la ya famosa foto de Colón, «La derechita cobarde» no la puede borrar de ningún soporte digital. Ahí queda para la historia. Con sus ver-güenzas al viento. Todos compañeros de viaje de Vox. Por cierto, se rumorea que ahí estaba también Arturo Aliaga del PAR. No me extrañaría nada.

Quedan solo dos semanas para las triples elecciones. Habrá que hilar muy fino para discernir los bulos y los cambios de carnet de última hora. Afortunadamente las generales ya nos han alertado de que «la derechita cobarde» clama al cielo por la subida a 900 euros del salario mínimo (¡qué escándalo!). De que la ley del aborto es prescindible porque hay que aumentar la maternidad. ¿Cómo?: si el paro sube, los contratos de una inmensa mayoría son basura y temporales, y los alquileres prohibitivos. Y quieren que las leyes que protegen a las mujeres contra la violencia machista se deroguen porque creen, los muy mal nacidos, que «hay mucho cuento». El colmo del retrato de estos políticos es oír a Casado afirmar que la ley para despenalizar la eutanasia no es necesaria, «porque en este país, eso no pasa». Hace falta ser imbécil para no querer ver una realidad que sucede todos los días. La dignidad de la muerte no nos la pueden arrebatar esta cuadrilla de niñatos insensibles, sin cultura y sin empatía para los que sufren. A la triple A le sobra testosterona y le falta cerebro.

*Periodista y escritora