El presidente de Aragón y candidato socialista Javier Lambán ha lanzado a la campaña política del 26 de mayo una idea interesante: la de instalar en Aragón sedes, agencias o departamentos de la Administración central, con cuya presencia y actividad la Comunidad Autónoma y el propio Estado salieran ganando. Es una propuesta lógica, enmarcada en el paulatino desarrollo de un Estado de las Autonomías, que el PSOE, tras haber aparcado (parece) su reforma federalista, defiende sin fisuras.

Ciertamente, Aragón podría incorporar nuevas unidades administrativas de origen, carácter y ámbito nacional, de la misma forma que alberga cadenas de montaje (Figueruelas) o grandes almacenes de logística (Plaza).

Hablamos, y los aragoneses lo sabemos bien, de un territorio comunicado y acogedor, sin apriorismos políticos ni lacras supremacistas o xenófobas, donde todo el mundo es bien recibido y se aclimata sin mayores problemas ni rechazos. Y de una comunidad que necesita mayor impulso, financiación y proyección.

Con una capital, Zaragoza, donde ya deberían radicarse algunas de esas agencias estatales que reclama el PSOE aragonés. Como, por ejemplo, aquel Instituto de Cambio Climático que iba a venir a la Expo, al pabellón de España, pero al que, Zapatero primero, Rajoy después, dieron cambiazo pese a ser la capital del Ebro la única que ha organizado un evento internacional en torno al agua y el clima.

El paisaje aragonés, su estepa, su montaña, sus lagunas interiores o cuencas mineras podrían servir de inspiración y sede para la descentralización de servicios relacionados con el medio ambiente, la conservación de especies o el consumo de energía. Asimismo, el valle del Ebro, siempre pendiente de estrategias panterritoriales, podría radicar en Aragón oficinas relativas a su divulgación y conocimiento.

En deportes, en cultura y patrimonio, sanidad o educación, comunicación, movilidad, dependencia... El abanico de posibilidades a la hora esponjar el Estado, y Madrid capital, hacia una comunidad como la aragonesa está lleno de posibilidades, a cuál más razonable.

Ojalá esa idea de Lambán contribuya a descentralizar el futuro.