El presidente aragonés, Javier Lambán, no salió precisamente satisfecho de la Conferencia de Presidentes. Escepticismo es la sensación que transmitió tras el encuentro y falta de concreción en los asuntos tratados. Tachó al Gobierno central de deslealtad, tanto en las relaciones bilaterales, que han sido nulas en los últimos años, como en la aplicación de la dependencia, que por ley debía aportar el 50% y no ha pasado del 16%. Solo destacó como positiva la puesta en marcha de una estrategia ante la despoblación y dispersión poblacional. Poco bagaje para el nivel del encuentro. H