Acaba de cumplirse un año de la terrible tragedia de Lampedusa, el naufragio de una barcaza de pesca con más de 500 personas a bordo (la mayoría eritreos), de las que 368 fallecieron ahogadas, a solo media milla de la isla más meridional de Italia y la más cercana a las costas africanas. Las imágenes dantescas de entonces, con los cadáveres acumulados en almacenes, perviven en la memoria y nos recuerdan una realidad lacerante a la que Europa no ha sabido dar aun cumplida respuesta. Hay dos datos extremadamente significativos: las llegadas ilegales al continente de inmigrantes y refugiados procedentes de la miseria, de la persecución, de los conflictos políticos y las guerras, principalmente de Eritrea, Siria y Libia, se han casi triplicado en este año (unos 165.000). Por otro lado, el Mediterráneo se erige como la región con más mortalidad provocada por los viajes clandestinos. Durante este 2014, de las más de 4.000 víctimas mortales en todo el mundo, un 75%, más de 3.000, corresponden, según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), a esta parte de Europa. Una cifra escandalosa. Como ha declarado el presidente del Parlamento europeo, Martin Schultz, "cada una de las vidas perdidas en nuestras costas es una mancha en nuestra civilización".

ELEVADO COSTE

Después de Lampedusa, Italia puso en marcha un despliegue de salvamento --la operación Mare Nostrum-- que consistió en unas patrullas preventivas en el peligroso canal de Sicilia que han logrado rescatar a más de 100.000 personas. El elevado coste de la operación (9 millones de euros mensuales) y la falta de apoyo efectivo del resto de Europa (con la excepción de España, que también sufre un problema similar en el Estrecho) empuja a los italianos a calibrar el abandono de esta ayuda humanitaria, que debería ser renovada por un dispositivo llamado Tritón, iniciativa de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) que no garantiza el éxito de la empresa.

ACCIÓN CONJUNTA

Un año después siguen latentes las cuestiones de fondo. ¿Hasta qué punto deben los países fronterizos con África hacerse cargo en solitario del problema? ¿Cuándo existirá una acción europea conjunta, con mayor planificación, persecución de las mafias y prevención de las causas? Hasta que ese momento no llegue, el Mediterráneo seguirá siendo un triste mar trágico y desolado.