Hoy, 25 de mayo, se celebra en todo el mundo el "Día de África". Una fecha que conmemora la creación de la "Organización para la Unidad Africana" (OUA), el 25 de mayo de 1963. Una institución que se transformaría más tarde, el 9 de julio de 2002, en la actual Unión Africana, cuyo objetivo principal ha sido, desde su fundación, el de la integración política y económica de sus 54 países miembros. Sudán del Sur fue el último en incorporarse a ella, en julio de 2011, una vez se independizó de Sudán tras años de guerra. Marruecos, por su parte, abandonó en 1984 la Organización Panafricana en protesta por la admisión en su seno del Sahara Occidental como miembro, entonces, número 51.

África es un continente tan inmenso en extensión (30 millones de kilómetros cuadrados) como lo es en paisajes, culturas, lenguas y gentes, con una población que, ya en 2009, se calcula llegó a los mil millones de habitantes, tres cuartas partes de los cuales viven en el África subsahariana. Se podría decir, como en el título de la célebre película interpretada por Bardem, que "África no es un continente para viejos", pues el 60% de su población tiene menos de veinte años, con una tasa de crecimiento aproximada del 3% anual. De este modo África ha multiplicado por dos su número total de habitantes en tan sólo una generación.

EN SU CONJUNTO --y a pesar de las notables diferencias entre cada uno de los países que lo integran, y los problemas estructurales que han marcado al continente desde la descolonización-- cada vez es más nítida la visión de una África unida y fuerte; y los esfuerzos realizados por los dirigentes africanos en los últimos diez años para poner en marcha un panafricanismo real, han sido muchos, de manera que a día de hoy ya existe un Parlamento Panafricano, así como un Consejo de Paz y Seguridad, e incluso, un Tribunal de Justicia y Derechos Humanos.

Asimismo hay que destacar que la UA contempla el "derecho de injerencia" para intervenir en terceros países miembros, con la finalidad de impedir crímenes de guerra o genocidio, como los ocurridos en la República Democrática del Congo, Ruanda y Burundi, hace menos de dos décadas. Por ello la Unión Africana está finalizando ya su trabajo para la creación de la "Fuerza Africana de Reserva" (que con un contingente óptimo de 32.000 soldados debería estar disponible en 2015) para la supervisión de las futuras operaciones de paz y respuesta a actos terroristas tales como los de Al-Quaeda del Magreb (que motivaron la intervención francesa en Mali, a comienzos de 2013) o los recientes secuestros y brutales atentados terroristas de Boko Haram en Nigeria.

Por otro lado, la presencia de la UA en los grupos económicos del

G-8 y del G-20, y el Foro Económico de Davos, son cada vez más frecuentes en los últimos tiempos, y de cara al futuro, y para tener una sola voz en el ámbito internacional, los líderes de la UA ya contemplan la futura puesta en marcha de un gobierno continental de unidad, el cual sería la etapa previa y necesaria para la constitución de los futuros "Estados Unidos de África" (EUA). Una idea que no es nueva, y que ya fue expresada por los padres de la antigua OUA en 1963.

POR OTRO lado, y gracias a las grandes inversiones de China en prácticamente todos los países de África, el continente está experimentando un desarrollo urbano que crece al mismo ritmo que aumenta la población: muy rápido. Y los intercambios comerciales que mantiene el continente cada vez son más numerosos, principalmente con Asia (China, la India y Malasia). De este modo África está desarrollando unos horizontes de crecimiento que (aún muy dependientes de las antiguas metrópolis, principalmente Francia e Inglaterra, y de la ayuda internacional para el desarrollo) están dando un gran impulso a su economía global.

Pero no nos engañemos, la imagen social que se transmite de África a través de los medios de comunicación en Europa, sigue siendo la misma, prácticamente, que la que se tenía en tiempos de la descolonización: hambre, pobreza, inhumanos viajes en patera, asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla y miseria. Estereotipos que, no faltando a la verdad, nos impiden acceder a un conocimiento global del continente, y sobre todo de sus gentes. Piensen por un momento en África: ¿Qué imagen les ha venido a la mente? ¿Un hombre con un machete matando a su vecino? ¿Un niño llorando de hambre con su madre desesperada por no tener nada para darle de comer? ¿Un niño o una niña descalzos cargados con un cubo de agua en la cabeza caminando por el desierto? ¿Unas cabañas de barro y tejado de nipas con un grupo de mujeres fuera machacando trigo sobre un molino de piedra? Sí, esas imágenes son África, pero también lo son sus enormes valores humanos, donde la familia es un pilar fundamental de una sociedad que respeta y venera a sus ancianos. Un continente donde tradición y modernidad conviven sin traumas, siendo asimismo origen de vanguardias en los mundos de la música, la literatura, el teatro o el arte. Y un continente en el que los jóvenes, al igual que en el resto del mundo, estudian y trabajan por conseguir un futuro digno para ellos, el de su familia y el de su propio país.

Y ES QUE, en nuestra vieja Europa, hemos estado cegados durante mucho tiempo por el ahumado cristal de nuestros desarrollados estados del bienestar, ahora en crisis. Pero en la actual coyuntura, dolidas aún nuestras retinas por los rayos que alumbran la nueva realidad, se hace evidente que otro mundo no es ya sólo posible, sino necesario. Y en ese mundo, África, no podrá seguir siendo "el convidado de piedra" sino uno más de los invitados de honor y de sus anfitriones. Los latidos de África resuenan cada vez con más fuerza en el horizonte, con la vitalidad y energía del mestizaje, es decir, de la esperanza.

Historiador y periodista