SOCIEDAD

Los sin techo

Plácido Cabrera Ibáñez

Zaragoza

En cualquiera de nuestros pueblos y ciudades resulta frecuente encontrarse con personas que se encuentran viviendo en la calle. Estas personas llegan a esta situación por causas muy diversas: emigración, rupturas familiares, desempleo, alcohol, drogas, etc. Tampoco resulta fácil conocer el destino del dinero que reciben, a veces, lejos de ayudarles en su situación, lo que se hace es aumentar su gravedad o pillería. Vivir en la calle en estado de embriaguez o drogadicción es la puerta que, más pronto que tarde, conduce al hospital o al cementerio. Estas situaciones son muy costosas a la sociedad, por las frecuentes recaídas: gastos hospitalarios; tratamientos de desintoxicación, etc. Pienso que este problema, lejos de reducirse y mejorar, está sucediendo lo contrario, hacerse más grande y difícil de solucionar. Por eso es necesario un gran acuerdo social y político que entre sus objetivos se encuentre: la ayuda a la persona y a su salud; la reducción de la mendicidad, con sus frecuentes implicaciones delictivas; la mejora social para el comercio y el turismo; una mayor tranquilidad y paz social, etc. Porque con cierta frecuencia conocemos que tal o cual persona que estaba en un lugar por el que transitamos habitualmente ha sido encontrada muerta. El bien que en este campo viene realizando Cáritas, Cruz Roja, el Banco de Alimentos y otras agrupaciones parroquiales con la ayuda desinteresada de voluntarios es impagable. La sociedad no puede continuar aceptando estas situaciones por un falso respeto a la libertad de las personas, que en muchos casos se encuentra muy limitada y reducida por incapacidad física y mental. Los servicios sociales públicos deberían ocuparse mucho más de estas personas y prestarles una ayuda más eficaz.