Cuando los partidos aún se lamen las heridas de la fallida votación de investidura de Pedro Sánchez, un sondeo del CIS irrumpe en el debate político. Los resultados hay que ponerlos en cuarentena por dos motivos: el trabajo de campo se hizo antes de los debates de investidura y la metodología de las encuestas oficiales no les permite dar otro dato que la intención directa de voto, sin estimaciones y sin proyección de escaños. De manera que la traslación de esos votos en escaños no necesariamente pudiera ser como parece a primera vista por las especificidades del sistema electoral. Con todo, la encuesta refleja algunas tendencias en el estado de opinión de los españoles que los partidos deberían tener en cuenta. El PSOE parece que no tiene que temer acudir de nuevo a las urnas, eso le puede reforzar en las negociaciones con el resto de partidos, pero también le obliga a tener la cabeza muy fría para ponderar los intereses del país y los intereses del partido en las decisiones de los próximos días. De igual manera, Ciudadanos debe tomar nota de que el malestar que han expresado en las últimas semanas algunos dirigentes del partido coincide con el de algunos votantes, bastantes, que no entienden su negativa a permitir la investidura del ganador de las últimas elecciones. Para el PP tampoco son buenas noticias, los de Rivera y Vox ceden terreno pero no parece que sea a su favor. Podemos, posiblemente, es quien tiene que leer con más cautela los resultados por ser anteriores a la investidura fallida.