En la polémica de la venta ambulante sin licencia, Zaragoza en Común se debate entre el rigorismo de la ley y las necesidades humanas y reales de quienes la transgreden, En una actitud misericordiosa, se colocan al lado del débil, y no tramitan sanciones. Ahora dará cuenta a los servicios sociales de las denuncias que realice la Policía Local y evaluará las circunstancias que rodean a los infractores. Muy bien, pero qué pasa con el resto de vendedores ambulantes que cumplen rigurosamente con sus obligaciones. Por un lado freímos a impuestos a los comerciantes y desmontamos mercadillos de almoneda, obligando a que sus titulares coticen, y ahora permitimos a cualquiera vender lo que sea y dónde sea.