Este año nos enfrentamos a nuevos retos en la gestión de las empresas y las organizaciones, donde hay que cuidar más que nunca a las personas, su trabajo es fundamental para superar los desafíos que nos deparan estos nuevos e inciertos tiempos.

Las organizaciones se han de orientar hacia un nuevo tipo de liderazgo, basado en el desarrollo del talento y de la creatividad de las personas. Para cumplir este objetivo, se necesita un nuevo estilo de liderazgo: el líder 'coach'.

Un ejemplo de formar a un líder 'coach' es a través del modelo japonés Ikigai, que gira en torno a un modelo de vida, encontrando una razón de ser, a través de varios círculos: pasión, misión, vocación y profesión, todo ello, orientado hacía un propósito de vida.

El líder coach se diferencia por generar valor en las organizaciones, por contribuir a ayudar a promover y retener el talento y la creatividad entre sus equipos y, sobre todo, en facilitar reconocimientos intangibles, como factores de promoción del principal activo en la organización y de cohesión de las personas.

Un líder 'coach', tiene la capacidad de liderar los nuevos retos del siglo XXI, como son la digitalización, la sostenibilidad e impulsar en la organización una economía verde, basada en una comunicación ética y transparente.

La gestión de las personas requiere en mi opinión de dos aspectos claves, impulsar un plan de formación permanente y la motivación como el reconocimiento más importante para que los empleados puedan aflorar sus talentos. Para ello, es básico impulsar en las empresas el salario emocional, donde a través del reconocimiento se pone en valor el esfuerzo y el trabajo diario de las personas que forman el equipo, ese es el reto de los líderes coaches, reforzar el compromiso y la satisfacción de las personas.

Otro de los retos que tiene el líder 'coach' es cambiar el concepto de los recursos humanos, por espacios de gestión de las personas, donde los empleados y empleadas han de pasar a ser el eje central de la organización. El propósito de vida puede estar totalmente alienado con la Agenda 2030 de Naciones Unidas y poner muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como elementos estratégicos para cumplir los desafíos a los que se enfrentan las organizaciones, siempre desde un punto de vista efectivo, sostenible y digital, donde las personas sean las protagonistas.