Un mes después de la tromba de agua y viento que cayó sobre Zaragoza y que provocó, además de inundaciones, la caída y daños sobre más de 500 árboles, se termina la retirada de los restos. Puede parecer un tiempo excesivo para volver a la normalidad, pero la limpieza y adecentamiento de semejantes destrozos no es una cuestión menor. El operativo ha exigido la dedicación exclusiva de más de 200 trabajadores en las labores de limpieza. Ahora se vuelve al mantenimiento y poda y a la reposición de más de 450 árboles.