Es bien sabido que en los partidos políticos se crean fuertes tensiones internas cuando llega la hora de conformar las listas de candidaturas a un proceso electoral.

Se generan enfados entre quienes pensaban aparecer en los puestos de salida, o al menos en las listas, o simplemente por no haber sido consultados. Ahora estamos justo en la puerta de tres procesos electorales, elecciones autonómicas, municipales y europeas. Así pues los ciudadanos también estamos en puertas de asistir con más o menos lejanía a esas tensiones. Lo de asistir es un decir, porque normalmente las estructuras internas de los partidos tratan de ser opacas, incluso para sus propios militantes.

Pero algo empezamos a conocer de esas estrategias de los partidos para disminuir las tensiones internas y especialmente que no tengan consecuencias no deseables.

Así se conoce que el PP tratará de conformar las candidaturas lo más tarde posible para que los «enfadados» por no aparecer en las listas, o en los llamados puestos de salida, no sean fácilmente captados por la competencia, léase Vox en este caso.

Tengo que reconocer que no sé con suficiente detalle el modus operandi de cada partido en esta tarea, pero como muestra de lo que yo creo que ocurre en todos ellos, o en casi todos, voy a citar una afirmación de José Bono, que dijo hace unos años pero que sigue de actualidad: «Para ser diputado es más útil hacerse amigo de quien hace las listas que de quienes votan».

En general, esta situación o manera de operar produce cierta frustración en el ciudadano que tiene la sensación de que los candidatos que aparecen en la papeleta de su partido preferido no han sido elegidos por sus méritos y valía personal sino por su fidelidad al llamado aparato del partido, al núcleo de dirigentes que son los que realmente confeccionan las listas. Esta frustración es mayor en el militante, que se siente ninguneado por su partido.

En los últimos años, para remediar estas sensaciones y para dar más participación a sus militantes, afiliados o inscritos, los partidos han desarrollado la idea de primarias, procedimiento para elegir a los líderes con participación de todos los militantes. El partido que las realiza presume de ello, contraponiéndolo a la designación de ese líder a dedo por otro dirigente. En esta vía ha sido el PSOE el que ha ido más allá, con sus primarias a doble vuelta, y con la exigencia de pocas condiciones a quienes deseaban participar. Incluso el PP ha ensayado esta fórmula, si bien solo para la secretaría general y con el detalle de que la segunda vuelta no ha sido con la participación de todos sus militantes.

Profundizando en la idea de hacer participar más a los militantes, el partido socialista ha diseñado un procedimiento novedoso, que siempre se cita en los informes de uno u otro sentido referido a los sistemas electorales. En dos palabras: «listas abiertas». Pedro Sánchez, en su idea de reforzar a la militancia, plasmó ese procedimiento en el reglamento de 2018 que desarrollaba los nuevos estatutos socialistas. Lástima que no se aplicara en las pasadas elecciones andaluzas. Estoy convencido que se hubieran obtenido otros resultados si ese reglamento se

hubiera aplicado en esas elecciones; es muy posible que el «enfado» de muchos socialistas andaluces que se quedaron en casa a la hora de votar fuese precisamente por esta circunstancia, por no haber impuesto el reglamento cuando realmente tenía que haberse aplicado; seguro que los candidatos hubieran sido más de la militancia que del llamado «aparato».

Ahora, los socialistas aragoneses tendrán una oportunidad de oro. No solo han podido participar en unas primarias para elegir al secretario general de Aragón y a los cabezas de lista a las alcaldías de Zaragoza, Huesca y Teruel, sino que también participarán en la elección de los candidatos que les acompañarán en las elecciones de mayo de 2019, y esta participación consistirá en poner cruces a los candidatos que cada militante considere más capaces y valiosos, o sea por el procedimiento de listas abiertas. Esperemos que este procedimiento no se tuerza y obtenga los objetivos previstos.

*Profesor de la Universidad de Zaragoza