El Partido Popular vuelve a polemizar con el Gobierno de Aragón sobre las listas de espera . Es la enésima versión de una confrontación dialéctica en la que el PP juega con ventaja porque puede sacar provecho de un problema a cuyo desarrollo no ha sido ajeno.

Pero esta cuestión de la saturación que sufre el sistema público de salud trasciende al habitual rifirrafe político. Merece la pena ir más lejos incluso de la cuestión coyuntural (las listas de espera actuales sufren un incremento derivado de la reciente huelga de médicos especialistas) y abundar en las causas y las consecuencias de estos embotellamientos sanitarios.

La cobertura universal que ofrece la sanidad pública exige más inversiones y más eficiencia, pero también requiere una actitud más madura por parte de los usuarios. Estos deben tener en cuenta que, si presionan en forma abusiva e innecesaria sobre el sistema (porque ir al médico no cuesta un céntimo), crearán un colapso imposible de resolver. Impedir situaciones críticas, que a todos perjudicarían, es cometido de las administraciones central y autonómica, de los profesionales de la salud y de la ciudadanía. Unos deben aportar medios y vocación, otros han de actuar responsablemente.