Como todo va deprisa-deprisa, términos y argumentarios políticos se desgastan en poco tiempo. El incendio decae y es preciso echarle mucha más leña. Por eso, para describir lo que, en su opinión, perpetra el presidente Sánchez (Doctor Fraude, El Okupa, Falconetti, etcetera), a las derechas no les basta con la palabra traición. Ahora hablan de alta traición, que viene a ser una traición al cubo. También lo llaman felonía y atentado contra España. Casado (a cuyo partido y cuyos mentores no cesan de salirles barullos de cajas B, utilización partidista del aparato de Estado y otras lindeces) ha agotado el inventario de los insultos. Abascal (el chiringuitero que denuncia los chiringuitos) ha pedido que el peso de la ley caiga no solo sobre los separatistas, sino sobre el mismísimo jefe del PSOE. Todos a la cárcel.

Por identica evolución del pensamiento (¿?), la misma derecha una y trina, de tanto evocar Venezuela ha acabado por venezualizarse . Así, el mismo Casado parece a punto de autoproclamarse presidente encargado, y la manifestación del domingo en Madrid ha adquirido un extraño carácter plebiscitario y heroico.

Lo cual no quiere decir que, por otra parte, Sánchez no esté metido en un tremendo atolladero por empeñarse en normalizar la legislatura, desinflamar Cataluña y salvar a su partido (y a la izquierda) del desastre definitivo. Ya debería haber convocado elecciones, porque es imposible hacer lo que él pretende con tan escaso respaldo parlamentario y sujeto al obcecado tremendismo de los indepedentistas catalanes.

Pero la pinza que le están haciendo los patriotas centrífugos y centrípetos, y en particular los explosivos ataques de PP. Cs y Vox (compitiendo entre sí por ver quién la dice más gorda) es sencillamente demencial. No había más que ver ayer, en las Cortes aragonesas, al presidente Lambán, tan poco sanchista él, sometido al brutal ataque (dialéctico) conservador. Beamonte, el portavoz del PP, le espetó que los presupuestos que intenta sacar adelante el Gobierno central «están manchados de sangre y golpismo». Bestial.