Si algo ha caracterizado el aterrizaje de Amazon ha sido por unas negociaciones discretas y una estricta atmósfera de confidencialidad. El resultado ya es conocido y el buen hacer del Gobierno de Lambán es indiscutible. Eso sí, a veces los límites de la prudencia se hacen tan gruesos que terminan chocando con los de la libertad de prensa. Pero cuanto antes sepa Amazon que llega a una tierra donde se defiende la verdad, mejor. Al menos en lo que a este diario se refiere.