La pregunta de cómo dominar el mundo pude haber quedado resuelta en El dominio mundial (Ariel), el nuevo y muy recomendable libro de Pedro Baños. El geoestratega español, con formación diplomática y económica y notablemente dotado para la divulgación de conceptos relacionados con la política internacional considera que, en efecto, existen una serie de instrumentos que pueden llegar a resultar muy útiles para el control planetario.

Entre ellos, el autor cita la potencia militar, la capacidad económica, la diplomacia, los servicios de inteligencia, los recursos naturales, el conocimiento y la comunicación estratégica.

Baños advierte que hoy se está experimentando ya un cambio de paradigma geopolítico al que hay que prestar mucha atención, pues puede repercutir en todos nosotros, siendo dos aspectos los que van a modificar la geoestrategia en los próximos años: la tecnología y la demografía.

El dominio mundial, amenamente escrito, con abundancia de ilustraciones, mapas, estadísticas y gráficos, analiza la importancia y futuro de los ejércitos en relación con los conflictos bélicos en curso o con las futuras guerras. Incluyendo toques de humor como el de Einstein: «No sé con qué armas se librará la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será con palos y piedras». Analiza, también, el propio concepto de poder «como capacidad de imponer de modo absoluto la voluntad propia sobre los demás», actualizando matices como el de Foucault (en La microfísica del poder): «La historia de las luchas por el poder y de las condiciones reales de su ejercicio y sostenimiento sigue estando oculta. El saber no entra en ello: no debe saberse».

La privatización de la guerra, los bloques geopolíticos, el papel de las grandes empresas, las criptomonedas, la pugna entre Estados Unidos y Europa, los recursos naturales como fuentes del poder, o la influencia del conocimiento y de los medios de comunicación son algunos de los muchos, de los muchísimos temas de los que trata, en clave de análisis, El dominio mundial.

Su autor, coronel del Ejército de Tierra y diplomado en Estado Mayor, y jefe de Contrainteligencia en Estrasburgo, sabe de qué habla...