El paso por Teruel de la nueva línea ferroviaria de alta velocidad que ha unir el Cantábrico y la Francia atlántica con el Mediterráneo español representará un avance importante a la hora de situar a la ciudad aragonesa en el mapa de los transportes terrestres. Esto es así objetivamente, aunque quienes más se han destacado en defender la existencia política y económica de Teruel aspiren a más y crean que se les está haciendo una concesión menor para negarles la mayor: una comunicación directa con Madrid.

El Gobierno central está sin duda condicionado por las decisiones que adoptó el anterior Gabinete en materia de comunicaciones. Y va a tener dificultades a la hora de replantear el trazado del AVE Madrid-Valencia; todavía más dado que el PP está utilizando a la comunidad levantina como ariete contra el Ejecutivo de Zapatero. Pero los turolenses, tan abandonados y olvidados durante decenios, tienen derecho a mantener todas sus aspiraciones. Ello no debería ser óbice para admitir que esa nueva línea de AVE, de enorme interés para todo Aragón y para España, constituye un paso adelante y también un logro indiscutible de la tenacidad y la voluntad de lucha de Teruel existe .