La clase media empobrecida ha manifestado su cólera contra el gobierno de Macron, a partir de una simple petición on line del movimiento denominado Chalecos amarillos (Les gilets jaunes), contra la subida de las tasas del carburante. A la clase media de las periferias y el campo se han sumado campesinos, parados, obreros, jubilados y estudiantes en un movimiento transversal, pacífico, sin jefes ni programa y nacido en la red social Facebook hace menos de un mes.

Desde Facebook, con 38.000 millones de usuarios activos en Francia, Los chalecos amarillos han organizado una red física que ha conseguido paralizar literalmente Francia, con los cortes de las principales vías de comunicación y centros de suministro de energía, para posteriormente, organizar una manifestación donde hubo graves altercados en París, en los Campos Elíseos, en las proximidades del Arco del Triunfo, el pasado fin de semana. El acto 2 y acto 3.

El movimiento Les gilets jaunes funciona por actos y por estadios, como los juegos on line. De modo que cada semana se supera un acto y se pasa a un estadio superior. Y de un modo inquietante, cada estadio gana en intensidad y los acerca más al palacio del Elíseo.

Aunque Macron ha anulado las tasas sobre los carburantes para 2019, el movimiento quiere ir más allá. La clase media francesa empobrecida, con dificultades para llegar a fin de mes, está harta de impuestos y sacrificios de los que el Gobierno Macron ha dejado exentos a las grandes corporaciones y a los bancos. Gran parte de la población francesa se considera la vaca de Macron, el presidente «de los ricos», mientras se pide el restablecimiento del impuesto de solidaridad a las grandes fortunas, la subida del salario mínimo y de las pensiones más bajas. No olvidan Los chalecos amarillos que Enmanuel Macron fue elegido presidente solo porque era la única opción ante los lepenistas.

El presidente francés ha sido tajante: no volverá a imponer el impuesto a las grandes fortunas ni a deshacer las medidas adoptadas por su gobierno en los últimos 18 meses. Y, mientras, espera con cierta alarma el acto 4, un misterio, aunque algunos creen que Los chalecos amarillos podrían exigir la dimisión de presidente de la República el sábado, coincidiendo con la manifestación por el clima. Sin embargo, el martes desaparecía del Facebook oficial una convocatoria para el domingo 9 en los Campos Elíseos y se iba a pedir la disolución de la Asamblea.

Los gilets juegan al despiste, mientras afirman que el acto 4 será pacífico. Fuentes no oficiales del Elíseo, en un ambiente de confusión y nervios, temen que de nuevo se produzcan actos violentos. Con este panorama, un sindicato policial ha propuesto hacer huelga este fin semana en París para poder sumarse a la movilización.

El portavoz de Los chalecos amarillos juega al ratón y al gato con el todopoderoso Macron y le advierte desde BFM TV, que «si llegamos hasta el Elíseo, no dudaremos en entrar».

*Periodista