Que Venecia es una de las más bellas ciudades del mundo es algo tan indiscutible como que Henry James es uno de los mejores escritores del penúltimo cambio de siglo. Sumadas ambas fuerzas, el escenario y el talento autoral, obtendremos un resultado tan brillante como aquella maravillosa novela titulada Los papeles de Aspern. O, manteniendo el común denominador de Venecia y añadiéndole el sumando de Thomas Mann, otra formidable producción: Muerte en Venecia.

Los papeles de Aspern acaba de inspirar una nueva versión cinematográfica, de la mano de Julien Landais. Con Jonathan Rhys-Meyers en el papel de Morton Vint, el editor que viaja a Venecia con la esperanza de hacerse con los poemas secretos, inéditos, de Jeffrey Aspern, considerado el mejor poeta del siglo. Y con Vanessa Redgrave en el rol de lady Juliana Bordereau, su amante y supuesta albacea de su testamento literario. Aspern había muerto ahogado (como Shelley, su trasunto).

De la magia de las imágenes, viajamos a Venecia a finales del XIX. Miss Bordereau vive en un fastuoso pero decadente palacio veneciano en compañía de su sobrina soltera, Miss Tina (Joely Richards). Ambas recibirán a Morton Vint con recelo, pero poco a poco el editor conseguirá ir venciendo su desconfianza y derribando las barreras que le separan del ambicionado tesoro de los papeles de Aspern. La imagen del poeta se concreta en la novela de James en un pequeño retrato; en esta versión cinematográfica ha encarnado a Aspern, con cuya sexualidad y afectos juega asimismo el guión libremente, el modelo y actor español Jon Kortajarena.

Si ciertamente Visconti se acercó mucho con su Muerte en Venecia al texto homónimo de Mann, no ocurre exactamente lo mismo entre Landais y Henry James. Dejando claro que esta nueva adaptación cinematográfica de Los papeles de Aspern reúne belleza estética, una atmósfera muy cuidada y notables interpretaciones, con fuerte carga psicológica, que la hacen muy recomendable por su propia factura y como indirecta invitación a revisitar el texto original, o leer por primera vez (¡qué privilegio!) Los papeles de Aspern, espejo literario de la decadencia de la belleza y de la evanescencia del amor.

Arte en estado puro.