El Plan Hidrológico del Ebro aprobado ayer por el Consejo de Ministros revalida las obras hidráulicas pendientes en Aragón y avala la reserva hidráulica de 6.550 hectómetros cúbicos para la comunidad. Bajo la tutela del presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Xavier de Pedro, puede considerarse una buena base de partida para Aragón por cuanto recoge las aspiraciones mayoritarias en la región. Conviene reparar no obstante en la distancia que existe entre las inversiones recogidas en el papel y su posterior desarrollo técnico y presupuestario. Como sabemos en la comunidad, una cosa es reconocer el interés general de los proyectos y otra bien distinta ejecutarlos desde las Administración.

Ahora bien, en el plan se ha perdido la oportunidad de blindar la cuenca ante posibles trasvases, pues del mismo modo que otras zonas, como el Segura, han puesto de manifiesto en sus planes las aspiraciones de recibir agua de terceros, en el caso del Plan del Ebro no se ha planteado de manera explícita la inviolabilidad del concepto de unidad de cuenca. Y ese será el verdadero caballo de batalla en los próximos años.