El feminismo ha vuelto con ánimo a la calle. Y a los medios. Y a las conversaciones cotidianas. Y a los más variados ámbitos profesionales... De nuevo, La manada ha sido el detonante. El caso de la vergüenza. La línea roja de millones de mujeres, y también de hombres. Hasta aquí. Ya basta.

Y es mucho lo que contiene ese ya basta: agresiones sexuales, asesinatos machistas, brecha salarial, cargas familiares desiguales... Ya basta de una sociedad patriarcal basada en el sometimiento, la discriminación y el uso y abuso de la mitad de la población.

Es posible que la libertad bajo fianza de La manada, esa vergonzosa, incomprensible e inaceptable decisión judicial, no sea más que el zarpazo de un poder patriarcal -el poder- que se siente amenazado. Un intento de resistencia ante la creciente presión social.

El gesto arbitrario y autoritario de un poder antiguo que busca reafirmarse, revolverse ante un desafío que cuestiona sus cimientos. Lo que no fue el 15-M, va camino de serlo el movimiento feminista.

La (r)evolución más transformadora, ilusionante, transversal y cargada de razones de las últimas décadas. La ideología del siglo XXI. La manada ahora está libre, pero la lucha contra todo lo que es y lo que representa, contra sus apoyos y sus privilegios, es imparable. Cuestionar a la justicia patriarcal es un combate más.

El campo de batalla es un sistema que perpetúa la desigualdad.

*Escritora