Cerrar los ojos no sirve para que los problemas desaparezcan, siguen creciendo en el patio trasero de nuestras vidas, ese lugar que queremos tapiar porque nos incomoda cualquier alteración del supuesto estándar de normalidad. Ni somos tan modernos, ni tan empáticos, ni siquiera tolerantes como nos gustaría pensar que somos.

Las luchas sobre las reivindicaciones civiles no tienen fin, la historia reciente ha vivido la defensa de la igualdad por motivo de raza, la participación de las mujeres, la tutela de los niños, el reconocimiento de la discapacidad, del amor entre personas del mismo sexo, y con eso pensamos que se acababa todo. Nos escandalizaban aquéllos que no admitían esta visión moderna y cosmopolita del mundo, pero el sectarismo ahora unifica las dos corrientes contra un colectivo tremendamente vulnerable como es el de las personas trans. Aquellos que lo conozcáis, ni que sea de manera tangencial, sabréis del sufrimiento de esos niños o niñas atrapadas en un cuerpo que no reconocen, de la fortaleza necesaria para encontrar tu identidad en medio del desconcierto, el rechazo incluso de tus progenitores y, abriendo el círculo, del resto de tu entorno social.

No se me ocurre una manera más difícil de empezar el tránsito por la vida que esta carga no elegida y que te hace salir a correr, como en tantas otras ocasiones, en situación de desventaja. El objetivo como comunidad debería ser que eso no ocurriese, pero mientras tanto debe haber algo que equilibre esa realidad, discriminación positiva la hemos llamado siempre, pero parece que para ellos no sirve.

La Diputación Provincial de Huesca en una convocatoria pública de esta semana para cubrir diez plazas de auxiliar administrativo, estipula la reserva del 1% de las mismas para personas transexuales, en cumplimiento de Ley de Identidad y expresión de género e igualdad social y no discriminación, aprobada en el año 2018 por unanimidad en las Cortes, y se ha desatado una encendida controversia en medio de la ya existente del borrador de la ley trans. Juristas pidiendo que no se aplique la ley, qué lejos queda Cataluña, sectores feministas en contra de una medida que solo trabaja en la igualdad. En algún manifiesto feminista declaran no oponerse a que cada cual se sienta y se considere como le parezca, solo les ha faltado añadir, pero en la intimidad. Estas afirmaciones recuerdan tanto a las que afectaban a otros hace tan poco tiempo, y nos escandalizaban a casi todos.