Una de las consecuencias más temidas de la pandemia es el impacto que tendrá en el empleo y como una derivada de ello, la calidad de los puestos de trabajo. No cabe ninguna duda de que los trimestres venideros van a ser duros y se va a incrementar el paro, si se tienen en cuenta todas las previsiones. Según Adecco, las primeras consecuencias ya se empiezan a advertir: se han frenado las subidas laborales y los contratos temporales, y no precisamente porque estos se hayan convertido en contratos fijos. No cabe duda que revertir la tendencia va a ser el desafío al que se deben enfrentar con más ahínco todas las administraciones públicas y donde también tienen una gran responsabilidad aquellas empresas que tengan capacidad para afrontar el virus con resistencia. Aragón está dando datos negativos en este sentido. El salario mínimo está por debajo de la media estatal. 1.590 euros mensuales frente a los 1.700, ocupando el octavo lugar entre las 17 comunidades autónomas. De esta crisis cunde la sensación de que todos vamos a salir un poco más pobres, pero se debe remar para que no suceda como en todas las crisis y el eslabón que antes se rompa es el de la clase trabajadora. Como consecuencia de la precariedad y la falta de confianza, Adecco destaca otro aspecto en el que hay que hacer un profundo esfuerzo de concienciación: el 20% de l os aragoneses es partidario en cobrar en dinero negro. Un dato muy negativo, aunque un poco mejor que el porcentaje de la media nacional,del 23%. 5