Como se esperaba, la pandemia ha recobrado la fuerza con la que azotó España y Aragón el pasado mes de marzo y los datos epidemiológicos son cada vez peor. Por este motivo, y ante la paulatina saturación del sistema sanitario, se están empezando a adoptar medidas más duras y contundentes que podrían ser la antesala de un confinamiento de muchas localidades aragonesas. La propia consejera de Sanidad del Gobierno autonómico, Sira Repollés, admitía ayer que toda la comunidad está en «riesgo extremo» y que la ciudad de Zaragoza está al borde del cierre por las pésimas cifras que día sí y día también se están dando.

El Ejecutivo autonómico ha elaborado un decreto ley -una figura que requiere de la aprobación parlamentaria y que permitiría sortear posibles decisiones judiciales contrarias a las medidas gubernamentales- que establece tres niveles de alerta. Todo Aragón está desde hoy en el nivel intermedio, aunque rozando el nivel extremo en el que las medidas serían más contundentes. De momento, los agrupamientos no podrán ser de más de seis personas. En los establecimientos de hostelería, restauración y de juegos y apuestas el horario de funcionamiento no podrá exceder de las 23.00 horas, salvo la entrega de comida a domicilio. El aforo permitido será del 50% y siempre en mesa. Además, las reuniones sociales no podrán superar las seis personas y también se restringe el número de personas en velatorios y entierros. Asimismo, se establece la opción de los confinamientos perimetrales cuando se superen los 500 casos por 100.000 habitantes, una cifra que roza la ciudad de Zaragoza.

Es evidente que ante esta nueva ola del virus se precisan medidas más contundentes que traten de aplanar una curva que no baja y, sobre todo, evitar de nuevo el colapso de las instalaciones sanitarias. Las nuevas medidas del Gobierno de Aragón van en ese sentido, aunque todavía se resiste a adoptar decisiones más duras, en un esfuerzo -veremos si no es estéril- por compatibilizar la actividad económica con la tozuda realidad de la epidemia. La vecina comunidad de Navarra ya anunció ayer el cierre perimetral, lo que podría ser la antesala de lo que venga en Aragón en los próximos días si los datos siguen siendo negativos. Las perspectivas, desde luego, no son halagüeñas.

Mientras, el sector más afectado de nuevo es el de la hostelería, que vive con preocupación su futuro, ya que es el que está siendo más condenado por unas medidas necesarias y que aún pueden ser más restrictivas en el futuro.