La cosa está que arde en Venezuela. Y los dos protagonistas de la escena venezolana son conscientes de que están en punto muerto. Empate técnico. Después de la ofensiva frustrada del 30-A, en la que Guaidó liberaba de su arresto domiciliario a su jefe político, Leopoldo López, todo para activar una rebelión de la cúpula militar contra el líder chavista), y Maduro reaccionaba poniendo en marcha la persecución de varios líderes de la oposición, ambos rivales políticos fueron conscientes de la necesidad de buscar soluciones al conflicto y recurrir a la mediación. No es la primera vez, pues ya exploraron esta vía antes de la convocatoria de elecciones presidenciales de 2018, pero hasta el momento nunca ha funcionado por la terquedad del gobierno de Maduro. Ahora las cosas pintan diferentes. Son varios los procesos de mediación abiertos, con los EEUU, con Canadá, con el Grupo de Lima, con la UE, con Gran Bretaña, y con Noruega. Y aunque muchos de los opositores no estén de acuerdo con las conversaciones unilaterales entre uno y otro bando con la cancillería noruega, al menos con ánimo de conciliar temas y metodología de trabajo, sí que es cierto que es un paso decisivo: hay voluntad política y el mediador, Noruega, es experto en resolución de conflictos y ha sido la responsable, junto con Cuba, de lograr el proceso de paz de Colombia. Ojalá que los noruegos tengan la misma suerte con Venezuela y logren ayudar a sentar las bases para poner fin a ese enfrentamiento que tantas víctimas se está cobrando.

*Periodista y Profesora de universidad