En su prólogo a Tristana, de Benito Pérez Galdós, Ramón Gómez de la Serna comentaba que España era cíclicamente un majo mirándose al espejo de la historia. Esto es, que a cada periodo de tiempo regresa al presente un español castizo y justiciero, galanteador, patriarcal, orgulloso de su raza y de sus costumbres, para enderezar el país desviado por republicanas hordas y democráticas tentaciones.

Yo no sé si los nuevos políticos de Vox son majos goyescos, pero sí parecen tener un espejo en el que se refleja una España más parecida a la franquista que a los cuadros de Goya.

Pero el fenómeno Vox no es casual, sino consecuente a una serie de causas perfectamente identificables, sobre las que algunos venimos advirtiendo.

Dos de ellas afectan especialmente a Andalucía: la inmigración y el narcotráfico. Otras dos presentan perfil nacional:la demonización de las autonomías y los errores cometidos por el Gobierno en el proceso de exhumación de los restos de Francisco Franco.

En cuanto a las dos primeras, la situación de las costas y ciudades marítimas de Andalucía es de alarma social. No hay día en que no desembarquen en sus puertos cien, doscientos, quinientos, mil emigrantes procedentes del África profunda. Y no hay día en que no se produzca un crimen por ajuste de cuentas, un secuestro o extorsión a ciudadanos inocentes por las bandas que operan el narcotráfico del Estrecho con dramáticas consecuencias: reclutamiento entre los jóvenes para tareas delictivas, prostitución, consumo desatado de estupefacientes...

Respecto a las causas nacionales del aumento de Vox, la demonización de las autonomías es proporcionalmente inversa a su defensa por parte de las autoridades democráticas. Frente a la insolidaridad de País Vasco y Cataluña habría que haber montado una defensa del Estado constitucional, del Estado Autonómico, pero nuestros próceres no han sabido hacerlo. Como no han sabido tampoco advertir que removiendo los restos de Franco resucitarían viejos ocios y votos que se creían perdidos, pero que seguían ahí, en esa eterna España de los majos galantes contemplándose a sí mismos bajo el inmóvil sol de Andalucía.