Hoy es un gran día. He empezado a escribir una novela. Ahí es nada. Al estar recluido en casa, confinado por el bien común, he decidido ocupar el tiempo en algo entretenido y provechoso. Supongo que todos los escritores estarán haciendo lo mismo (son los daños colaterales de la pandemia), pero no voy a ser menos que los demás: hay que escribir más. Y estoy escribiendo la novela compulsivamente. Como si me la dictara alguien al oído pero de forma atropellada, torrencial. Soplada a trompicones por algún observador que tiene tapado un ojo y que manda señales e indicaciones constantes pero imprecisas. No sé si me explico. El caso es que estoy atrapado por la historia (al igual que estoy atrapado en mi apartamento). Es una historia apasionante, que te arrastra sin remisión y te zarandea de lado a lado a su antojo.

Y para que quede constancia por escrito de semejante acontecimiento, voy a llevar un diario sobre la creación y redacción de dicha novela. En estas páginas, voy a describir cómo se gestó la gran novela española del siglo XXI. De tal suerte, si todo marcha bien, tendré al acabar dos obras literarias. Una, la buena. Y la otra, el 'making of' de la buena. Aunque a lo mejor, mira por dónde, este diario pormenorizado acaba siendo mejor que la propia novela, que con estas cosas nunca se sabe. En cualquier caso, me lo voy a tomar muy en serio. Me he contratado a mí mismo, y eso supone una gran responsabilidad por ambas partes. Espero conseguir estar a la altura de lo que se espera de mí; que no es poco. Confío en poder captar los momentos creativos del escritor ante su obra y que los lectores admiren los entresijos del arte en toda su justa grandeza. Ahí es nada. He empezado a escribir este diario. Hoy es un gran día.

*Escritor y cuentacuentos