Que en España las políticas de apoyo a la infancia tienen aún mucho trecho por recorrer es una evidencia que el informe de Unicef vuelve a recordar de forma descarnada: el 27,5% de los niños españoles (2.306.000) viven bajo el umbral de la pobreza, y el presupuesto destinado a la infancia ha bajado un 14,6% en tres años. Razones más que suficientes para que la oenegé plantee un pacto de Estado que revierta una tendencia que puede ser demoledora a medio plazo. ¿Qué España prefigura el que la pobreza esté más extendida entre la infancia que entre los adultos?, ¿cómo puede mejorar una sociedad en la que el abandono escolar supera el 23%? El estudio de Unicef incluye un dato inquietante: además de dedicar mucho menos dinero que la media de la UE a la infancia, España es muy poco eficaz. Más que medidas ideológicas, como la ley del aborto en ciernes, el país debe proteger a sus menores con políticas activas en pro de la igualdad de oportunidades y la cohesión social. Unicef lo resume con muy certeras palabras: "Invertir en la infancia es justo, rentable y beneficia a todos". Quien debe, que tome nota.