Hay una (mala) costumbre en política: buscarse problemas donde no hay. Ha ocurrido esta semana en el Ayuntamiento de Zaragoza, que ha tenido que dar marcha atrás tras su (mala) decisión de impedir que federaciones y colegios siguieran utilizando la piscina del parque de Bomberos. Siendo un acuerdo beneficioso, con costes muy limitados, para cientos de usuarios, ¿qué intentaba el edil Alberto Cubero cuando amagó cortar los convenios?