El comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, facilita el dato más solvente sobre el posible crecimiento de la economía española durante el 2005. Según Bruselas, nuestro PIB crecerá el año que viene un 2,6%, cuatro décimas menos del 3% que había establecido oficialmente el Gobierno tras una revisión a la baja de sus previsiones después del verano. La magnitud del ajuste es significativa. Se reconoce formalmente que la subida del precio del petróleo no es un fenómeno tan pasajero como se pensaba antes del verano. Con el respaldo de este dato, el vicepresidente Pedro Solbes debe revisar sus cuentas para este año y para el que viene.

A partir de esta estimación, las buenas intenciones del Gobierno de Zapatero de hacer aflorar las deudas públicas que el PP maquilló --Renfe, RTVE, etcétera-- pueden volverse en su contra. Aumentará el déficit público porque hay que saldar partidas pendientes, pero también porque deben atenderse las necesidades de inversión y de gasto que constan en el programa electoral socialista. En resumen: el PSOE vuelve a encontrarse con una coyuntura económica poco favorable cuando empieza su ciclo de gobernar. Aunque esa certeza no debe convertirse en excusa.