Tengo la sensación de que para el PSOE, la posibilidad de que Pedro Sánchez sea el vencedor de las primarias sería un cañonazo en toda la línea de flotación. Quiero decir, que si algo nos han demostrado las últimas convocatorias electorales es que los militantes eligen a unos líderes que luego no son, necesariamente, los que les gustan a los electores no afiliados. Que son los que proporcionan los millones de votos que hacen ganar o perder elecciones.

«Malditos militantes» titulaba hace poco un columnista su artículo, hablando de este mismo tema. Malditos militantes, que eligen a quien mejor defiende las esencias de su partido, cuando resulta que lo que compra el votante medio es un producto que no tiene que ver necesariamente con la ideología. Y en estos momentos, la militancia puede querer a Sánchez, pero los votantes generalistas no. Si vuelve a ser candidato, esta tibia recuperación de algo más de un punto que las encuestas daban ayer al PSOE es muy probable que se vaya por el mismo sitio que ha venido. Por eso, creo yo, los barones socialistas están tan empeñados en sacárselo de encima. Al final, ¿qué debería primar? ¿La pureza ideológica o la posibilidad real de cambiar las cosas desde un puesto de gobierno? Es una pregunta con trampa, pero es lo que hay. Y lo paradójico es que los militantes de Podemos están en una tesitura parecida. ¿Prefieren un partido cómodo y digerible, al modo (pragmático) que defiende Errejón, o el mantenimiento de las esencias revolucionarias, como defiende Iglesias? Menudo dilema.H

*Periodista