Nos despedimos del 2014 con dos nuevos fiascos hidráulicos: el embalse de La Loteta y el recrecimiento de Santolea. El primero, ya realizado, con 90 millones malgastados, y el segundo tras una década de trámites, proyectos y obras que no servirán para nada... La Loteta era la pieza clave que debía regular el abastecimiento de Zaragoza. Dada su ubicación, junto al Canal Imperial, a la altura de Gallur, y con sus casi 100 hectómetros cúbicos (Zaragoza usa anualmente unos 60),estaba destinado a almacenar aguas de invierno del Canal, de buena calidad y muy baratas, junto a los caudales sobrantes del río Aragón que le llegarían por los canales de Bardenas, desde el Pirineo. Sin embargo, en su día, hace ya diez años, la Fundación Nueva Cultura del Agua argumentó que el sustrato geológico de su emplazamiento, enterrenos de yeso, degradaría gravemente las aguas que allí se almacenaran. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) despreció estas alegaciones y llegó a argumentar públicamente que, no sólo no habría problemas, sino que el agua de Yesa, excesivamente pura para el uso de boca, mejoraría con la disolución de algunas sales mientras estuviera almacenada en la Loteta. Hoy, una vez construida la presa y gastados 90 millones de euros, la CHE y Acuaes, la empresa que controla el abastecimiento de Zaragoza desde Madrid, constatan que, tal y como advirtió la Fundación Nueva Cultura del Agua, la disolución de sulfatos y otras sales es tan masiva que la Loteta no podrá usarse para regular el agua de Zaragoza. 90 millones tirados a la basura; aunque, como no hay mal que por bien no venga, la Loteta se podrá usar para hacer windsurf en días de cierzo.

En cuanto al fiasco del recrecimiento de Santolea, con evaluación de impacto ambiental en 2003, licitación en 2006 y adjudicación de obras en 2007, el itinerario no ha sido menos bochornoso. Aún habiéndose certificadosu viabilidad en 2003 por parte de la Inspección de Presas de la Dirección General de Obras Hidráulicas, en el 2009, y con las obras ya empezadas, un estudio geológico detectó serios problemas que obligaron a rehacer el proyecto, con el correspondiente incremento presupuestario. En 2010 se reactivaron las obras con la construcción de la presa del Puente, en cola del embalse de Santolea, como pieza necesaria para poder acometer el recrecimiento propiamente dicho. Ahora, con cerca de 10 millones de euros gastados, el ministerio anuncia que debe abandonarse el proyecto en curso por problemas detectados en la ladera izquierda de la presa que impiden su recrecimiento: nada menos que un deslizamiento de 500 metros, con varias facturas... ¿Realmente había pasado inadvertido hasta ahora un problema de tal envergadura? ¿Quién certificó la viabilidad del proyecto? Y, si como parece ser, hace algún tiempo que ya se conocía el problema ¿cómo se justifica ese secretismo, mientras se levanta la polvareda y el conflicto de la presa de Aguaviva?

El proyecto de recrecimiento pretendía pasar de los 48 hm3 actuales a 111 hm3 de capacidad, con la previsión, al menos sobre el papel, de reservar 80 hm3 para laminar grandes avenidas y proteger la seguridad de la presa de Calanda, aguas abajo. Esa previsión se complementó con el conflictivo proyecto de la presa de Aguaviva, sobre el río Bergantes, a pesar de ser zona protegida como Lugar de Interés Comunitario (LIC). Ante el agudo conflicto suscitado en la zona, la Fundación Nueva Cultura del Agua ha venido proponiendo un cambio de estrategia que en estos momentos, con el fiasco del recrecimiento, gana fuerza. Esa nueva estrategia centra los esfuerzos en resolver la vulnerabilidad de la pieza problemática, la presa de Calanda, ampliando sus aliviaderos e incluso recreciéndola si fuera necesario, en lugar de empeñarse en laminar avenidas aguas arriba, con el recrecimiento de Santoleay la presa de Aguaviva... Proyectar una nueva presa sobre el Guadalope, más arriba de donde estaba previsto el recrecimiento, y mantener el proyecto del Bergantes, eludiendo con arrogancia la más elemental autocrítica, agudizará los conflictos abiertos, nos saldrá bastante más caro y seguiremos obligados a dejar vacíos 80 hm3 de esa nueva presa para laminar grandes crecidas. Y todo porque la presa de Calanda es vulnerable por no tener suficiente capacidad de aliviadero.

Ante tan descomunales fiascos y la correspondiente malversación de fondos públicos, parecería inexcusable presentar las debidas explicaciones autocríticas por parte de la CHE, seguidas de la pertinente depuración de responsabilidades. Sin embargo, como el dinero público parece no ser de nadie, por ser de todos, puede que se considere, una vez más, que nadie tiene responsabilidad en su despilfarro... En todo caso,si acabara siendo así, como me temo, y la autocrítica y depuración de responsabilidades siguieran brillando por su ausencia, ¿qué credibilidad tendrán la CHE y los cuerpos técnicos del Ministerio en Madrid ante otras controversias vigentes, como la del recrecimiento de Yesa, con esos graves problemas geotécnicos que afectan a la seguridad de decenas de miles de personas aguas abajo, empezando por Sangüesa?

Prof. Emérito del Dpto. de Análisis Económicos. Universidad de Zaragoza