Alguien piensa que la señora María Dolores de Cospedal ha tenido un ataque de buena conciencia después de 14 años del Yak-42?», se preguntaba el exsecretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba en una entrevista en la SER. Salta a la vista que si el PP hace ahora lo que hace es porque no tiene más remedio, porque gobierna en minoría absoluta. Otra cosa es que haga de la necesidad virtud y se disfrace de moderación en medio de un escenario internacional en el que la democracia está acechada por muchos flancos, más aún tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, un personaje de modos lamentables e ideas delirantes. A su lado, Mariano Rajoy casi parece de izquierdas. Pero que el mundo camine hacia el desorden, en dirección que jamás hubiéramos imaginado, no hace buena la situación en España. Pese a todo, por primera vez, el papel de la oposición en el Congreso no es testimonial y las políticas del PP están siendo derogadas o enmendadas.

Incluso en un sistema parlamentario como el nuestro, el Ejecutivo sigue teniendo mucho poder, pero si el PP dispusiera de una cómoda mayoría no habría habido una subida del 8% del salario mínimo, ni un decreto exigente con la banca sobre cláusulas suelo, ni un pacto para luchar mejor contra la violencia de género, ni otra conferencia de presidentes autonómicos, que Mariano Rajoy no quiso convocar antes. Los hechos demuestran que, tras las elecciones del 26-J, las izquierdas despreciaron las posibilidades de un escenario como el actual. En esta legislatura se va a poder hacer política y el PSOE tiene ahí un papel central, también en menor medida Ciudadanos.Ya va siendo hora de que los socialistas se curen la herida de lo que no pudo ser y del trauma de una abstención que fue satanizada porque la lucha interna por el poder impidió hablar con sinceridad a sus votantes. No es para tirar cohetes, pero administrada con inteligencia no es tan despreciable la estrategia de sacar de lo malo, lo mejor.

*Periodista