La noticia más esperada por este diario durante meses se produjo finalmente ayer: Marc Marginedas ha sido liberado y ha vuelto a casa después de pasar 178 días privado de libertad en Siria, víctima, como tantos otros periodistas, de la deriva enloquecida de un conflicto que ha certificado que los reporteros de guerra han dejado de ser respetados por los bandos contendientes.

La concentración que los redactores de EL PERIÓDICO y el resto del personal de Grupo Zeta han llevado a cabo semanalmente desde que se confirmó el cautiverio ha sido un testimonio constante contra la resignación y el fatalismo que muchas veces acompañan a largos secuestros como este. Es imposible calibrar qué influencia directa habrán tenido estas y otras movilizaciones en la liberación de Marginedas --posiblemente muy poca, a juzgar por los criterios éticos por los que se rigen sus captores--, pero han servido para proporcionar el imprescindible apoyo emocional a los familiares y amigos del reportero y, en la misma medida, para reivindicar el oficio de informar, muy particularmente en su versión más peligrosa, el reporterismo de guerra, la especialidad a la que Marginedas ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional.

Una de las paradojas que depara el mundo actual desde el punto de vista de la comunicación es la enorme cantidad de información existente --y la rapidez con que circula-- y, en paralelo, el desconocimiento --porque a los poderosos les interesa que sea así-- de realidades que afectan muy profundamente a mucha gente. En las guerras, esta opacidad tiene un efecto dramático, porque deja en el olvido el sufrimiento de la población. Por eso en Siria ha habido y hay interés, por parte de todos los actores de una guerra civil enrevesada y cruel como pocas, en que los periodistas no puedan ver y contar lo que pasa. Y por eso los profesionales de la información allí secuestrados son aún más de 40, entre ellos los españoles Ricard Garcia Vilanova y Javier Espinosa, también ya con casi seis meses de cautiverio. Marc Marginedas ha estado en poder del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL), uno de los grupos más activos y radicales del magma que conforma el yihadismo. En los próximos días y semanas, Marginedas tendrá ocasión de explicar detalles de su largo y penoso cautiverio, durante el que fue trasladado en numerosas ocasiones. De momento, bienvenido a casa, Marc.