El consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, ha abandonado el proyecto de centralizar los análisis sanitarios en un macrolaboratorio en el hospital Miguel Servet. La idea, destinada básicamente al ahorro, chocaba con la opinión de una mayoría de profesionales, con las necesidades de autonomía y agilidad de los centros y con las dudas de los colectivos sociales sobre la eficacia del servicio. Como se ha demostrado en este caso, el consejero debería empezar por buscar acuerdos y consensos con el sector antes de imponer cambios que a la larga se revelan imposibles por mala planificación.