La presencia de la Corona de Aragón en Italia puede rastrearse de norte a sur, de Sicilia al Milanesado. Roma, Nápoles, Palermo... También en el Shakespeare más italiano abundan las referencias a los reyes aragoneses.

¿Y la mafia, tendrá algo que ver con Aragón? Algunos autores italianos no descartan que ciertos rituales y compromisos mafiosos se deriven de las pragmáticas, jerarquías y obediencias de las órdenes militares. El gran maestre sería el padrino, los monjes guerreros los soldados de la familia...

¿Y los Borgia, serán, también aragoneses?

Eso, al menos, parece creer y verbalizar Marcos Castillo Monsegur en uno de los poemas que acaba de publicar bajo el título de Trivium (editorial Pregunta).

Borgias dice así:

Al pie del Pirineo/no lejos de una gruta/en donde reza el agua/una oración sin letra/ nació la dinastía./ Bajaron hasta el llano/a sangre y fuego/ y por amor al feudo conquistado/se llamaron los Borjas.

Los versos de Marcos Castillo son ricos en referencias históricas, no en vano el autor lo es también de libros sobre los hermanos Bécquer en Veruela, sobre los viajeros decimonónicos por Aragón o sobre la antigua poesía árabe.

Al mismo tiempo, revelan una sensibilidad profunda y variada actuando sobre las capas de la realidad y los deseos y sueños contenidos en «las aguas verticales del espejo», una de esas ricas metáforas abundantes en Trivium. Así, el tiempo se estruja «como papel entre los dedos», o el poeta comprueba que tras probar «las hierbas del olvido» un dios sin nombre le regala «un viento sin sustancia».

Hay modernidad, también, en el poemario, incursiones en el mundo de la noche, y hay sátira («Caldo de cabeza»), derivada de la frecuencia intelectual del autor con el mundo de la cultura, que ha gestionado.

Hay, asimismo, una curiosa mezcla de alegría y desesperanza, de escepticismo y exaltación. Hay fe en las imágenes, pero menos fe en las palabras, pero menos fe aún en los templos que las albergan.

Y hay, finalmente, una intuición: la vida, como el mar y la luz, se ondula.

Y hay poesía.